martes, 29 de julio de 2014

Reiniciando España


Esta maldita crisis, la peor que ha vivido España en la democracia, nos ha cambiado para siempre. Todavía no la hemos superado, son ya más de 6 años en el que la sociedad ha sufrido un zarandeo que nos ha transformado definitivamente. Nada volverá a ser igual.

Vivimos una época convulsa en la que los ciudadanos rasos hemos soportado el peso de esta crisis económica que no creamos nosotros. Los culpables son otros, hay que mirar un poco más arriba para encontrarlos.

Los verdaderos culpables, que todos conocemos, están pasando de puntillas por esta crisis. Ellos son los responsables, pero han mirado para otro lado, como si tanto sufrimiento no fuera con ellos.

El sistema está tocado, aunque no de muerte. Este modelo, en el que el puesto de trabajo de un ciudadano de a pie, su vivienda, su vida y la de su familia depende de una decisión tomada fríamente desde un despacho, no puede seguir siendo el que nos rija.

Los ciudadanos tenemos derecho a que los políticos gobiernen para nosotros, y no para las empresas y la élites económicas y políticas. No quiero ser demasiado extremista en este punto. Las empresas son fundamentales para el funcionamiento de una sociedad, para su avance, para su progreso. Pero otro tipo de empresas. Unas que se comprometan con la sociedad. Necesitamos empresas que no estén solo a las maduras, sino a las duras también. De estas tenemos pocas ahora mismo.

Los países no pueden estar gobernados por las grandes corporaciones. Tampoco un país puede estar gobernado por otro. Durante estos años en la Europa de los 28, solo ha importado la voz de un solo país, Alemania. El austericidio se ha impuesto por encima de las personas. Había que recortar aunque esto supusiera el fin de las ilusiones de miles de ciudadanos.

Pero algo está sucediendo, no solo en España, sino en Europa entera. La gente ha dicho basta. Los poderes políticos y económicos le ven ahora las orejas al lobo y temen por sus posaderas. Esto me parece el único elemento positivo de esta puta crisis.
En nuestro país han surgido infinidad de movimientos ciudadanos que han levantado la voz ante tanta injusticia. Para poner un ejemplo, el Movimiento 15 M, que dio la vuelta al mundo, y fue un ejemplo a nivel mundial de movilización pacífica que exigía un cambio.

     Cabeza de la manifestación del 15 de mayo de 2011 en Madrid    

Mención especial también merece la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Una plataforma encabezada por Ada Colau, que ha luchado con uñas y dientes para ayudar a personas que estaban a punto de perder su casa, y en muchos casos han logrado paralizar el desahucio o han conseguido la dación en pago. Los desahucios han sido, junto con los suicidios, la cara más trágica de esta crisis económica. Una ley hipotecaria injusta, que te echa de casa y a la vez te obliga a seguir pagando una vivienda que ya no vas a disfrutar. Los ciudadanos son los perjudicados de que esta ley no quiera cambiarse y, como siempre, los beneficiados son los bancos. Dicha plataforma recibió el premio Ciudadano europeo de 2013 reconociendo esta lucha. Premio Ciudadano europeo 2013 PAH

También merecen una mención especial, pero en este caso desde el punto de vista negativo, los bancos. Entre todos los hemos rescatado, con dinero público, siendo empresas privadas. Pero este rescate luego no se ha traducido en que estos usureros ayuden a los ciudadanos a salir adelante. Han especulado, y lo seguirán haciendo con nuestro dinero y con las viviendas que han ido robando a trabajadores, pensionistas, discapacitados, etc. Rescate a la banca española. Junio 2012

Pero este terremoto que está sufriendo el sistema también tiene su cara peligrosa, la irrupción de partidos políticos de corte populista, en algunos casos xenófobos, nacionalistas, que aprovechando el descontento de la gente tratan de señalar otros culpables de la crisis y así sacar partido e imponer su ideología.

En Francia, por ejemplo, está el caso del Frente Nacional que de la mano de Marie LePen fue la fuerza más votada en las últimas europeas. Un partido neofascista que señala a los inmigrantes como principal problema y que quiere replantearse la pertenencia del país galo en la Unión Europea.
En Grecia Amanecer Dorado, partido neonazi, ha crecido vertiginosamente, también en el Reino Unido tenemos el ejemplo de UKIP, también de extrema derecha. El Frente Nacional francés gana las elecciones europeas en Francia. Mayo 2014

El extremismo de izquierda también ha crecido a base de discursos populistas en muchos países. En la propia Grecia, Syriza es el segundo partido más votado. El Movimiento 5 estrellas de Beppe Grillo en Italia consiguió ser la tercera fuerza nacional en las generales de 2013. En España ha irrumpido Podemos, partido liderado por el profesor Pablo Iglesias, que aunque acierta señalando a los culpables de esta crisis, se equivoca al creer que la solución es el otro extremo.

Los extremos nunca son buenos, tampoco en política. La sensatez nos dice que hay que cambiar muchas cosas, sí, pero con los pies en el suelo. No pueden plantearse situaciones utópicas. Los planteamientos siempre tienen que estar sujetos a la realidad, a lo que puede o no puede hacerse en política. Como decía Aristóteles "la política es el arte de lo posible". Tenía razón. A todos nos gustaría, por ejemplo, vivir sin trabajar, o jubilarnos a los 50, pero esto haría la sociedad insostenible. Deben proponerse cosas que puedan cumplirse sin hacer quebrar al Estado.

Sin embargo la irrupción de estos partidos tiene un componente positivo, ha despertado a los partidos hegemónicos y estos han empezado a moverse. Dimisiones, renuncias, retiradas, son el pan nuestro de cada día. Quizá tendría que haber más, pero esto hace años era impensable.

España está en proceso de profundo cambio y no sabemos hasta donde llegará. Hemos cambiado de Jefe de Estado tras la abdicación del rey. Juan Carlos I ha dado paso a Felipe VI. Algunos van más allá y piden el cambio en la forma de Estado, planteando la proclamación de la República. El rey abdica. Junio 2014

Otro cambio que se avecina es el de la Constitución. Cambio que empieza a urgir. La Constitución ha hecho un gran servicio al país pero debe adaptarse a la realidad actual. El modelo territorial necesita también un cambio para encajar a todos sin que se rompa la unidad y la igualdad.

El bipartidismo ha dado paso a una afloración de partidos de diferente corte. Si en las últimas generales Partido Popular y Partido Socialista representaban cerca del 80 % de los votos, en las últimas europeas apenas llegaban al 50 %.

Todo está cambiando, y viniendo de donde venimos el cambio es bueno siempre que se haga ordenadamente y con cabeza. ¿Cuánto de profundo será el cambio? Eso no puede saberse aún porque aún estamos inmersos en él, aún estamos reiniciando España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario