martes, 3 de junio de 2014

¡El rey ha abdicado! ¡Qué viva el rey!

El Rey se dirige a los españoles después del Golpe de Estado, 23 Febrero 1981. Fuente: elpaís.com

No soy monárquico. Tampoco soy republicano en el sentido pasional de la palabra. Solo soy un español nacido en democracia y agradecido por haber vivido en la etapa más próspera y pacífica de la historia de nuestro país.

La República es el sistema de gobierno más justo. Es más justo porque los ciudadanos eligen cada cierto tiempo al Jefe del Estado. Que una persona nazca en una determinada familia y esto le sitúe en una posición privilegiada, no parece muy justo.

Sin embargo, que la jefatura de Estado esté en manos de los partidos políticos tampoco sé si es bueno del todo. La Monarquía garantiza la imparcialidad del Jefe del Estado y representa la unidad de los españoles por encima de sus diferencias ideológicas.

Y eso es lo que necesitamos ahora, unidad. Imaginaos a Mariano Rajoy como presidente de la República, o a Cayo Lara.

Así que no tengo claro que el elegir una República fuese una solución para los males de España. Porque ese es otro de los dilemas que aquí se plantean. Algunos están presentando la hipotética III República como la solución a los problemas de los españoles, como la panacea al funcionamiento del Estado. ¿No se dan cuenta que el problema es otro? ¿Se creen que al día siguiente de proclamarse la República dejaría de haber 6 millones de parados? ¿O que la sanidad pública iría mejor?

El problema de España es ideológico, es decir, en este punto de la partida lo que está en juego es el modelo ideológico de Europa. Por un lado está la Europa social, de la que yo soy partidario, que apuesta por un Estado de bienestar, donde los ciudadanos sean ayudados por los gobiernos cuando tengan dificultades.
Y por otro lado están los neoliberales, o como yo les llamo, los Merkelistas, herederos del modelo que Margaret Thatcher instauró en el Reino Unido a finales de los 80, donde el tema social queda en un segundo plano. Este modelo trata de que nos parezcamos cada vez más a los Estados Unidos. Es un modelo deshumanizado, donde sólo el que tiene dinero sobrevive.

Esto es lo verdaderamente importante. La simple instauración de la República no va a solucionar nuestros problemas. Les recuerdo a mis amigos demagogos que una República puede ser de derechas o de izquierdas, en función de lo que la gente vote, en unas eventuales elecciones. Por tanto, muy probablemente los recortes sociales también se producirían en esa hipotética República.

Pero como ya dije en el post anterior, "Populismos, ¡no, gracias!", la demagogia y el simplismo se ha instalado en nuestra sociedad. Somos un país de frentes, un país condenado a estar dividido en dos. Cualquier acontecimiento como el de ayer se convierte en excusa para cargarnos todo lo conseguido hasta este punto.

La Monarquía es un sistema arcaico, anticuado, e incluso podríamos decir que desde el punto de vista democrático injusto. Ahora bien, al César lo que es del César, si el todavía rey no hubiese tenido voluntad de avanzar hacia una democracia, todo lo que vino después no hubiese sucedido. 
Es cierto que fue elegido como sucesor a la jefatura del Estado por el golpista dictador general Franco, pero también es cierto que Don Juan Carlos se ganó la legitimidad del pueblo abriendo al país hacia una democracia, asunto que no gustó a los herederos del franquismo y que le generó más de un problema como el Golpe de Estado del 23 F. Teorías de la conspiración aparte, si aquel golpe hubiese triunfado la democracia en España no hubiese prosperado.

Llegados a este punto, creo que sería recomendable para el país que, aprovechando una reforma de la Constitución necesaria, nos planteásemos la posibilidad de debatir si queremos Monarquía o República. Creo que sería conciliador y, de triunfar el sí a la monarquía, podría servirle al Príncipe Felipe como respaldo y legitimación. Ya nadie podría decir que la monarquía parlamentaria es heredera del franquismo, como algunos populistas vociferan.

Miles de ciudadanos piden un referéndum para elegir la sucesión de la jefatura del Estado y  la 3ª República,
2 de Junio de 2014. Fuente: laprovincia.es

Pero requiere un debate sereno, unos plazos adecuados, y por supuesto, realizar todo el proceso siguiendo los procedimientos democráticos. No es positivo para un país que estemos agitando continuamente pasiones y despertando fantasmas del pasado. Como tampoco sería positivo que estuviésemos planteando estas cuestiones cada 20 años. No es bueno para la estabilidad de un país.

Cuando llegue el referéndum bienvenido sea. Ahora toca decir, ¡el rey ha abdicado!, ¡Qué viva el rey!

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