miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Por qué no?

El fallecimiento el pasado domingo del primer presidente de la democracia española Adolfo Suárez, ha recuperado, aunque sea por apenas unas horas o unos días, el consenso que nos hizo avanzar y que hizo posible lo que parecía imposible, olvidar nuestras diferencias y llevar al país al progreso, a la convergencia con Europa, a ser un país próspero y moderno después de 40 años de oscura dictadura, que convirtió a España en una isla en Europa.

La crisis económica ha hecho de nuevo que perdamos la perspectiva histórica de aquellos años. Ya lo dije en una ocasión, somos un país con la memoria muy frágil y un país autodestructivo, donde cuando todo va bien ocultamos nuestras miserias, y cuando todo va mal todo nos parece horrible hasta las cosas por las que podemos sacar pecho. Durante esta horrible y duradera crisis algunos partidos, que corresponden a ideologías extremas, populistas a más no poder, han tratado de, según dicen ellos, "desmontar el mito de la Transición". Sostienen que la Constitución es papel mojado y que la llegada de la democracia fue dirigida por los herederos del franquismo.

Estupideces. Payasadas fruto del populismo y la demagogia de estos individuos que lo único que quieren es que quiebre el sistema para implantar un sistema que ellos creen mejor, pero que en el mundo se ha demostrado que no es así. Yo no me considero capitalista, la palabra capital me rechina, las grandes fortunas me caen mal, el derroche de las clases altas me parece insultante. Considero que habría que subsanar miles de injusticias sociales que suceden, pero llevarlo al extremo que pretenden ellos, aparte de imposible, me parece peligroso. Pero este es otro debate.

Pues estos demagogos han tratado de tirar por el suelo la Constitución, incluso insultándola y no acudiendo a los actos que se celebraron en Diciembre de 2013 para celebrar el 35 aniversario de la Carta magna. Olvidan estos sujetos que antes de la Constitución, España estaba dirigida por un gobierno dictatorial, con el ejército y la iglesia marcando el paso del país. Cuando el horrible Dictador falleció, para descanso de los españoles, todo eran dudas. La ciudadanía había presionado para llegar a la democracia, pero las cosas no eran tan sencillas. El Dictador había ideado su propio plan para mantener en el gobierno del Estado a las élites falangistas, al ejército y la Iglesia católica. No sabían los fascistas que el Rey tenía otro plan.

 En este punto, tengo que decir, que aunque considero que una República sería lo más justo desde el punto de vista democrático, quizá una república no tendría tan sencillo mantener la unidad del Estado. La monarquía simboliza esa unión y debo reconocer que el rey actuó de la mejor manera posible, a pesar de ser designado por el Dictador.

 Prosiguiendo con el relato, el rey eligió a Suarez pues sabía de la sensatez de este abulense. Era secretario general del movimiento, pero era un demócrata convencido. Puedo estar alejado ideologicamente de Adolfo Suarez pero debo reconocer su valentía y su determinación para convertir nuestro país en la democracia moderna que es hoy. Tanto arriesgó este hombre que hasta se ganó la enemistad de los que creían que con la muerte del Dictador fascista todo iba a seguir igual. Legalizó los partidos políticos, algo impensable, hasta los que hoy minimizan su figura, los comunistas (prefiero llamarles pseudocomunistas) y los nacionalistas.

Sin Suárez quizá las cosas no hubieran sido como fueron.Quizá no tenemos una democracia perfecta, pero tenemos democracia. Si este hombre hubiese mirado para otro lado, tal vez lo hubiese tenido más fácil, no hubiese tenido que dimitir presionado por todos, amenazado por todo tipo de terrorismos, también del ejército, que por aquellos días distaba mucho de ser democrático. Por Suarez, entre otros, somos lo que hoy somos, hemos tenido los 35 años más prósperos de nuestra historia, hemos podido convivir con tensiones y dificultades pero como nunca antes supimos hacerlo. 

Somos una democracia imperfecta pero somos una democracia. No es cuestión de idealizar la Transición, nada debe ser idealizado, todo en esta vida tiene aristas e imperfecciones, se trata de ser justo y de ser agradecido. 

Esta crisis nos vuelve a situar en un momento de división completa. Por un lado con un gobierno que no gobierna para los ciudadanos, que crea problemas y tensiones donde no las hay, una clase política salpicada por la corrupción, un Partido Socialista resquebrajado y sin un modelo claro del Estado que pretende gobernar, la izquierda radical queriéndose cargar todo y alineandose con aquellos que quieren romper la convivencia entre españoles,pseudocomunistas a los que les sale sarpullido cuando escuchan la palabra España o ven algún símbolo constitucional, los nacionalismos, que a base de adoctrinar ciudadanos mediante la mentira y el odio amenazan con saltarse las reglas de convivencia, de crear muros donde ahora hay puentes.

En medio de todo este quilombo emerge la figura de Adolfo Suárez de la que todos estos deberían aprender, de su determinación, de su predisposición al diálogo, de su búsqueda de consenso, de su entrega al servicio de los ciudadanos, de su aplomo al recibir críticas, de su inteligencia y de su retirada a tiempo.

¿Por qué no? ¿Por qué no podemos volver a ponernos de acuerdo en lo esencial y terminar con esas amenazas que enturbian nuestra convivencia? La Constitución debe cambiarse, pero por consenso de todos. Nada es para siempre, los tiempos cambian y claro que la Constitución necesita un repaso, pero no para favorecer intereses partidistas, sino para mejorar la vida de los ciudadanos y la convivencia entre españoles, para acabar con la corrupción que tanto daño nos está haciendo. De ahí a insultar y desprestigiar la Constitución hay un trecho.

Adolfo Suarez se fue, pero lo ha hecho dándonos una lección a todos, su última gran lección. GRACIAS PRESIDENTE

No hay comentarios:

Publicar un comentario