jueves, 6 de septiembre de 2012

¿A QUÉ ESTAMOS JUGANDO?

Lo que está ocurriendo en Europa cada vez se parece más al juego de la ruleta rusa. Los líderes europeos están empeñados en seguir disparando balas hasta la muerte definitiva del euro que, por otra parte, quizá sea la solución. El euro ha demostrado ser débil, y no sólo eso, también ha demostrado ser imperfecto. No es justo que dos países que tienen la misma moneda, tengan diferente acceso a la financiación por la dichosa prima de riesgo. Cada vez me estoy convenciendo más de que este sistema económico capitalista, en el que por desgracia estamos inmersos, es injusto, es imperfecto, y no puede ser el futuro. Mientras las principales empresas de este país siguen ganando miles de millones de euros, más de cuatro millones y medio de personas están paradas y sin perspectivas de encontrar trabajo. La odiosa prima de riesgo que nos ahoga sube y baja sin motivo real, fruto de la especulación pura y dura, y Europa mira para otro lado. Hasta yo, que no soy economista, veo que esto es un claro ataque al euro orquestado, quizá, desde el otro lado del Atlántico, o quizá tenemos al enemigo en casa, Alemania. Mientras la mayoría de países de Europa le están viendo las orejas al lobo, y están de acuerdo en ayudar a los países en apuros, la señora Merkel, canciller, o führer según se vea, de Alemania se niega a dar solución a esta sangría injustificada. Su país, que ha incumplido en numerosas ocasiones el objetivo de déficit marcado por Europa, se pone exquisito ahora para que los demás cumplan, amenazando a dichos países con el abandono y el desamparo absoluto, sin fijarse en que este abandono lleva consigo el sufrimiento de millones de personas. Creo que ha llegado el momento de que nos planteemos esta economía o que, jugando dentro de ella, lo hagamos con todas nuestra armas y no utilicemos estas para dispararnos entre nosotros. Europa debe ser un proyecto fuerte, basado en la solidaridad, un proyecto que no sea visto por los ciudadanos como algo meramente destinado a que un grupo de ricos se enriquezcan aún más, que es lo que es ahora. Las grandes empresas europeas siguen creciendo cada vez más, mientras ya por las calles de muchas ciudades del viejo continente se ve el resultado de la inmoralidad de este sistema económico importado del país más injusto del mundo.

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